

Hoy se conmemoran 214 años del fusilamiento de Miguel Hidalgo y Costilla, el cura de Dolores que dio inicio a la Independencia de México con el Grito de Dolores en 1810. Su detención, juicio y ejecución en Chihuahua en 1811 representan un capítulo clave en la lucha por la libertad del pueblo mexicano. A continuación, narramos los hechos que culminaron en su sacrificio.
La captura en Acatita de Baján
El 21 de marzo de 1811, Hidalgo, acompañado de Ignacio Allende, Juan Aldama y José Mariano Jiménez, fue traicionado por Ignacio Elizondo, un exinsurgente que se pasó al bando realista. En Acatita de Baján, Coahuila, los líderes independentistas fueron emboscados mientras intentaban huir al norte para reorganizar su movimiento. Sorprendidos y sin posibilidad de resistencia, fueron capturados y trasladados bajo estricta vigilancia a la ciudad de Chihuahua, un bastión realista.
Encarcelamiento y juicio en Chihuahua
En Chihuahua, Hidalgo fue recluido en el Cuartel de San Felipe (hoy Palacio de Gobierno y casa Chihuahua). Separado de los demás líderes, enfrentó un doble juicio: uno militar, por traición a la Corona española, y otro eclesiástico, por parte de la Inquisición, que lo acusó de herejía.
El 29 de julio de 1811, en un acto de degradación eclesiástica, fue despojado de su condición sacerdotal. Durante el proceso, Hidalgo defendió con firmeza sus ideales, argumentando que su lucha buscaba justicia para el pueblo mexicano frente a las desigualdades del régimen colonial.
El fusilamiento
El 30 de julio de 1811, a las 7 de la mañana, Miguel Hidalgo fue llevado al patio del Cuartel de San Felipe, donde enfrentó al pelotón de fusilamiento. Con serenidad, según relatos históricos, pidió no ser vendado para mirar de frente a sus ejecutores.
Tras su muerte, su cabeza fue cortada y exhibida de manera momentánea en la actual Plaza Hidalgo en Chihuahua, como un acto de intimidación por parte de las autoridades realistas. Posteriormente, junto con las cabezas de Allende, Aldama y Jiménez, fue trasladada a la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, donde permaneció expuesta como advertencia a los insurgentes.
El cuerpo de Hidalgo, por su parte, fue sepultado en el Templo de San Francisco de Asís en Chihuahua, que actualmente está a cargo de la Orden de Predicadores (dominicos).
Agradecemos a Gobierno del Estado de Chihuahua, y Casa Chihuahua, por todas las facilidades para poder hacer las tomas y videos para realización de esta nota.



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